La dicha inicua de ser cubana. José Miguel Rueda de la Peña

Para Ana Veldford
Pero Nueva York no fue la ciudad de mi infancia,
no fue aquí que adquirí las primeras certidumbres,
no está aquí el rincón de mi primera caída,
ni el silbido lacerante que marcaba las noches.
Por eso siempre permaneceré al margen,
una extraña entre las piedras,
aún bajo el sol amable de este día de verano,
como ya para siempre permaneceré extranjera,
aún cuando regrese a la ciudad de mi infancia,
cargo esta marginalidad inmune a todos los retornos,
demasiado habanera para ser newyorkina,
demasiado newyorkina para ser,
—aún volver a ser—
cualquier otra cosa
Lourdes Casal (1981)

Esta es la parte final del poema Para Ana Veldford de Lourdes Casal, publicado por primera vez en 1976 en la revista Areito, en Nueva York. Esta revista, un medio clave de la diáspora cubana, promovió la cultura cubana en el exilio durante las décadas de los 60 y 70. En 1981, año en que Lourdes Casal falleció, el poema se incluyó en su libro Palabras juntan revolución (Casal,1981), con el cual recibió en Cuba el Premio Casa de las Américas de Poesía.

Intelectual y activista, siempre tuvo un interés profundo por las contradicciones de la Revolución Cubana y las historias de aquellos que, como Ana Veldford, vivieron el desencanto dentro del proceso revolucionario. En su poema Para Ana Veldford, Casal parece rendir homenaje a la experiencia de Veldford, marcada por la represión y el exilio, al mismo tiempo que ofrece un acto de empatía hacia su historia personal. A pesar de que el apellido de Anna aparece ligeramente modificado en el título, la referencia es clara, y se siente la conexión entre ambas voces.

Aunque no hay pruebas de que Lourdes y Anna se hayan conocido en persona, el hecho de que Anna llegara a Cuba justo cuando Lourdes la dejaba, traza una suerte de paralelismo en sus vidas, un cruce de caminos que nunca se dio, al parecer, de manera directa. Anna Veltfort, escritora e ilustradora de origen alemán-estadounidense, años después de diversos estudios, pesquisas, incluso artículos como En busca de Ana Veldford de Lourdes Casal: exilio, sexualidad y cubanía, (Martínez-San Miguel,2007),  , Anna Veltfort se hace evidente ante el mundo con la publicación de su novela gráfica Adiós, mi Habana (Veltfort, 2017).  donde narra su juventud en la Cuba de los años 60. En ese tiempo, su familia había llegado a la isla para apoyar la Revolución, pero fue en ese mismo contexto político donde Anna vivió de cerca las contradicciones del proceso, especialmente las que afectaban a la comunidad LGBTQ+. En su novela, denuncia con valentía la censura, la vigilancia estatal y la discriminación que se vivían en ese entonces, convirtiendo su obra en un testimonio clave sobre las luchas invisibles de muchos cubanos durante esa época.

Cuando Lourdes Casal murió, yo no sabía de su existencia. En mi juventud, las voces del exilio cubano apenas cobraban sentido para mí. Me atrevo a decir que ella fue la primera voz de una disidencia en diálogo que encontró resonancia entre la comunidad cubana en México, un grupo que, a pesar de su distancia geográfica, se identificaba con la Revolución y la defendía.

El poema ha significado para mí diversas cosas a lo largo del tiempo. La primera vez que lo leí, directamente en la revista Areito, me habló de la búsqueda de una identidad, ya sea por ciudadanía o por cultura. Esto me resultó crucial porque formé parte y fui testigo de una comunidad que, si bien nunca dudó de su cubanidad, vivía en un constante proceso de definición sobre lo que significaba ser cubano fuera de Cuba.

Por otro lado, el poema me remitió a una frase que escuché por primera vez en la voz de mi madre: «La dicha inicua de ser cubana». Una expresión que encierra tanto orgullo como sufrimiento, marcados por condiciones injustas y, a veces, trágicas de la historia cubana. En los versos de Lourdes Casal percibí el mismo orgullo y sufrimiento en la identidad cubana, especialmente en el impacto del exilio, tanto para quienes se fueron como para quienes se quedaron.

Con el tiempo, entendí que esta frase era una paráfrasis del poema Sabia virtud de conocer el tiempo de Renato Leduc:

Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo.

En Cuba, la tasa histórica de suicidios ha sido superior al promedio mundial y se intensificó en los años 60 con la Operación Peter Pan (Conde, 1999), un programa secreto de la Iglesia Católica, respaldado por el Departamento de Estado de EE.UU., que entre 1960 y 1962 llevó a más de 14,000 niños y niñas cubanos a Estados Unidos separados de sus familias. Este programa se basó en el miedo infundado de que el régimen cubano quitaría los derechos parentales, y muchos padres enviaron a sus hijos creyendo que pronto se reunirían con ellos, una vez que la Revolución colapsara.

Durante esos años, también hubo una migración de jóvenes cubanos que pronto se integraron en el ámbito académico, intelectual y artístico de Estados Unidos. Muchos de ellos, influenciados por la lucha por los derechos civiles y la oposición a la guerra de Vietnam, comenzaron a cuestionar la visión anticastrista predominante. Buscaban un diálogo más amplio y directo con Cuba, exigiendo el derecho a viajar a la isla y trabajar por una mejor relación entre esta comunidad y el gobierno cubano.

Cuando conocí más a fondo este episodio histórico, comprendí el papel crucial de Lourdes Casal en este proceso. Entre la comunidad cubana vinculada a ese proceso, se decía que en 1974, en el Instituto de Estudios Cubanos, ella lideró la propuesta de una primera comitiva para visitar Cuba. Este viaje se concretó en 1977 por invitación directa de Fidel Castro, un año antes del Festival Internacional de la Juventud y los Estudiantes. Así nació la Brigada Antonio Maceo, un grupo de 55 jóvenes cuyo viaje fue documentado por Jesús Díaz en Los 55 hermanos (Díaz, 1978).Se dice que Cuba solo otorgaba 55 pasaportes, lo que marcó el número de integrantes.

La historia de la Brigada Antonio Maceo y el diálogo con Cuba promovido por Lourdes Casal no fue solo un acto de urgencia política o cultural. Fue también la manifestación de una voz poética que transformó el exilio en un espacio de resistencia y búsqueda de identidad. Hablar del exilio cubano, de la lucha por la pertenencia y de la permanencia del dolor perenne de la partida, es sostenerse, como lo dice Lourdes:

Por eso siempre permaneceré al margen,
una extraña entre las piedras.

Referencias

Casal, L. (1981). Palabras juntan revolución. La Habana. Casa de las Américas.

Conde, Y. (1999). Operation Pedro Pan: The untold exodus of 14,048 Cuban children. Routledge.

Díaz, J. (Director). (1978). Los 55 hermanos [documental].

Primera edición de Los fundadores: Alfonso y otros cuentos de Lourdes Casal. Foto de Enmanuel Martínez.