John Carlos, la leyenda de México 68

RICARDO ARIZA. FOTOS DE OMAR ORNELAS. (La presente entrevista con el atleta y activista social John Carlos fue publicada originalmente el día 28 de julio del 2008 en la revista semanal MILENIO; dicha problemática planteada en términos de derechos civiles sigue vigente en varios horizontes del mundo).

Hace cuatro décadas en México, Estados Unidos, Francia y la entonces Checoslovaquia, se vivía una crítica situación sociopolítica. En vísperas de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, el Comité Olímpico Internacional –ante la reciente crisis en el Tíbet- ha prohibido a las naciones participantes cualquier manifestación política de los atletas. ¿Cuánto ha cambiado el mundo en materia de libertad de expresión y derechos civiles? Es la reflexión del atleta y activista John Carlos, actor principal de una protesta pacífica en el podio de premiación en el Estadio Olímpico México 68, de Ciudad Universitaria.

Los Juego Olímpicos de México 68 también fueron conocidos como los juegos del Black Power (Poder Negro). Año estigmatizado por las acciones represivas de los gobiernos contra la población civil, no sólo en México, sino también en Estados Unidos, Francia y Checoslovaquia al ser invadida por Rusia. Cuarenta años después y en vísperas de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, el Comité Olímpico Internacional ha prohibido a las naciones participantes cualquier manifestación política de los atletas, ante los recientes actos represivos de China contra el Tíbet y la situación en general de los derechos humanos en la República Roja, ¿es ésta diferente a la situación en Estados Unidos y en México? Estos paralelismos dan oportunidad a la reflexión de cuánto ha cambiado el mundo en 40 años. Una de las voces más representativas de esa época, nos lleva hacia el pasado para poder analizar mejor el presente, y así evaluar los avances y retrocesos en materia de libertad de expresión y de derechos civiles.

Foto: Omar Ornelas

El atleta y activista social John Carlos (Harlem, Nueva York. 1945) nos guía a través de este viaje hacia el pasado; él, quien fue junto con Tommy Smith y el australiano Peter Norman, actor principal de una protesta pacífica en el podio de premiación del Estadio Olímpico de CU, en México 68, al levantar el puño enguantado en el momento en que se dejaba oír el himno nacional de Estados Unidos, para protestar en contra de la ola de racismo que el pueblo afroestadunidense sufría por parte del gobierno de ese país. Este acto significó para ellos el valor de la solidaridad, pero atrajo terribles consecuencias a sus vidas, por el repudio que sufrieron como atletas y como activistas: negros y rechazados también hubo que soportar el velo de la incomprensión. Visto en perspectiva, ese acto ha sido calificado como el sexto más significativo del siglo XX: El pueblo afroestadunidense en la lucha por la conquista de sus derechos civiles.

En la siguiente entrevista, John Carlos nos abre su memoria y nos deja pasar a los recuerdos que al transcurso de 40 años sólo se han acentuado.

¿Qué es, que ha sido y qué será el Black Power, desde tu perspectiva?

Teníamos un punto focal: unirnos todos y llegar al acuerdo de que somos gente negra. Habíamos estado fragmentados por muchos años, en los cuarenta, en los cincuenta, en términos de lo que realmente era “negro”; ¿era negro en términos de la piel, era negro en términos de la mentalidad? Sí, así que cuando piensas en las etapas tempranas, el poder negro fue clasificado como una organización militante, querían decir: Las panteras negras, los musulmanes, Las serpientes somos nosotros, o lo que fuera, se imaginaban que todas éstas eran organizaciones del poder negro, pero si realmente las analizas, había preocupación sobre la economía, sobre vivienda, sobre el empleo y la educación; todos estos factores estuvieron involucrados en que la gente negra se uniera. No creo que en ese tiempo tuviéramos ningún papel en particular, algunas personas tomaron el rol de ser muy conservadoras al retar las cosas desde un punto de vista intelectual; había otras personas que querían el “diente por diente”, no creo que haya ninguna diferencia con ningún otro trasfondo étnico que se relacione con tratar de conseguir las metas en términos de igualdad en el país en que vivimos.

¿Cómo encaja en la realidad actual de los Estados Unidos?

Todos tratamos de ver en dónde estamos y qué es lo que significa nuestra sociedad actual. No creo que sólo sea el negro, el hispano, el blanco, todos estamos en tiempos difíciles en términos económicos, que no se había visto en los últimos cien años. Y al mismo tiempo a nivel internacional hay preocupación por cuestiones del terrorismo y los desastres naturales; y como dicen: “Todo da vueltas”, lo que hubo en el pasado siempre regresa. Estamos hablando del 68, cuarenta años después resucita esa época, y ahora tenemos la oportunidad de evaluar la situación y ver si aprendimos algo, del movimiento de los derechos civiles, los derechos electorales, dentro de lo sucedido en Chicago en la Convención Nacional Democrática del 63, la guerra de Vietnam y lo que está pasando en Irak ahora; hay muchos paralelos para ver y hacer las cuentas claras desde ahora.

¿Qué ha sido del sueño del reverendo Martin Luther King, aquel que soñó cuando leyó su discurso durante la marcha a Washington, por trabajo y por libertad, el 28 de agosto de 1963?

El discurso “Tengo un sueño” de Martin Luther King de hace 45 años ha sido comercializado, y cuando digo que ha sido comercializado digo que no tiene el mismo peso que debería tener, o el propósito que tuvo cuando lo dio, pero aun así sigue siendo relevante a todos los grupos étnicos; y a todos aquellos que estén preocupados por lo mismo que él dijo y, a pesar de que fue comercializado, creo que aún tiene un significado muy importante para la gente organizada desde abajo, para quienes fue escrito; y espero que el gobierno de Estados Unidos aún tenga este discurso en su sangre corriendo por las venas cuando va a legislar.

¿Cuáles crees son las coincidencias entre los criterios de la Nación del Islam y el Black Power, cómo influyeron en tu desarrollo como atleta?

Cuando escuchabas la palabra “Nación del Islam”, a mucha gente le aterrorizaba, porque en Estados Unidos no estaban acostumbrados a eso. No sabían lo que era el Islam, y de repente oyen a los negros que no son cristianos, que no son católicos, que no son bautistas, los escuchaban decir: “Soy un musulmán”, entonces la gente estaba ofendida por ello, y el hecho de que Elijah Mujammad diera sus discursos hizo que muchos individuos adquirieran sabiduría de él, pero a diferencia de Malcolm X, que decía muchas cosas que eran inflamatorias, Elijah Mujammad no se sentía como “oprimido” por la sociedad, como Malcolm X, y no estaban acostumbrados a escuchar a una persona como él hablando así, y muchos no lo entendieron. Dentro de la comunidad negra hubo fragmentación, pero cuando todo el polvo se asentó y se pudieron ver con más claridad a todas las organizaciones negras, la Nación del Islam es la que hizo más en las calles de Norteamérica en términos de crear una comunidad sustentable, que les diera esperanza y dirección a la juventud, y que tratara de sacar a las drogas y al crimen de las comunidades, así como dotarlas de programas de salud y vivienda.

Había un tipo musulmán llamado Malcolm X, yo era muy joven en este tiempo, quizá 13 o 12 años, la primera vez que oí a Malcolm hablar, cuando se convirtió en un hombre santo y comenzó su mezquita en la calle 116. Yo estaba ahí cada semana para escucharlo porque, primero que nada, él era un orador muy carismático, estaba muy seguro de sí mismo y lo que decía tenía mucho sentido, y uno se vuelve hacia atrás diciéndose: “escuché a este tipo decir esto”, y luego volteo a mi alrededor para ver si alguien más lo está diciendo, y nadie tiene lo que él tenía en términos de visión, en términos de dinamismo, en términos de no tener miedo de hablar con la verdad; simplemente pasaba que él era un musulmán, lo que ofendía a mucha gente, porque lo asociaban con la etiqueta. Justo como cuando te vuelves para pensar en John Carlos y lo que hice en la Ciudad de México, me puse un guante negro, fue meterme en el estereotipo de la sociedad porque al verlo ellos decían: “Oh, él se ha puesto un guante negro, el Poder Negro, debe ser una cuestión militante”; “tiene que hacerse quemando a América”, y ese tipo de cosas. La misma actitud que tenían con respecto a Malcolm X, porque Malcolm era un hombre negro, de religión musulmana y hablaba de la verdad acerca de las cosas, cosas que le concernían no sólo a la sociedad, sino en particular a los negros de la sociedad.

A ese respecto ¿cómo te fue por realizar la protesta durante la ceremonia de premiación? ¿Cómo valoras esa protesta en retrospectiva?

La evalúo del mismo modo que lo hacía antes. Pensaba que sería algo muy explosivo para despertar a las masas, al pueblo, no sólo aquí en los Estados Unidos, sino alrededor del mundo, y en lo que se refiere a su volumen, a su poder, fue, sin embargo, una demostración tan no violenta que nosotros empezamos, y fue suficiente para que toda la sociedad comprendiera, cuando lo ves en perspectiva. Ellos trataron de decir que fue una acción militante; no era una acción militante, era una acción humanitaria. Ves en retrospectiva que lo primero que dijeron fue que era un asunto negro. Y ahora aquí estamos 40 años más tarde y el público en general, en términos de la religión y de todos los grupos étnicos, se puede relacionar con esta imagen, y se puede decir que en un punto u otro nosotros éramos los dos jóvenes desde donde estaban tratando de expandirse.

Foto: Omar Ornelas

¿Cuáles fueron las consecuencias profesionales y personales después de la protesta del 68?

Bueno, fue como un arresto nacional. Fue muy difícil encontrar un trabajo adecuado; era la falta de dinero en la casa; había mucho desprecio hacia el interior cuando no había dinero; amigos que tú pensabas que eran tus amigos decidieron alejarse para no volver más. Fueron tiempos de estar abajo, tiempos en los que te preguntas a ti mismo, para asegurarte de que hiciste lo correcto. Muchas veces evaluaba, y la razón por la que yo me preguntaba a mí mismo, no era tanto por mí como por el sacrificio y el dolor que mi mujer y mis hijos tuvieron que soportar. Siendo joven haces lo que piensas que es lo correcto; muchas veces vas a ver las cosas con mente estrecha y no piensas que lo que te afecta a ti va a afectar a tu esposa y a tus hijos porque tú eres el capitán del barco; pero desde ese tiempo me tuve que evaluar una y otra vez, y me pregunto: ¿si tuviera que hacer esta cosa de nuevo, la haría? Y mi conclusión siempre ha sido que nunca dudaría, nunca habría tomado otro camino, estaría de nuevo en la marca para hacer de nuevo lo que fuera necesario.

¿Cómo fuiste tratado por el Departamento de Estado después de la protesta y cuál fue la reacción del gobierno de Díaz Ordaz?

Nos trataron muy mal. El gobierno de Estados Unidos, el Departamento de Estado, el FBI, la CIA, todos nos estaban siguiendo; escuchaban nuestras conversaciones por teléfono, nos intimidaban, pero eso era parte del juego. Cuando haces algo así, allá van sobre ti, ellos ya sabían de dónde venía yo, trataron de intimidarme. Ellos sabían que les di en el hígado y ellos volvieron y me dieron dos ganchos al hígado y unos cuantos golpes a la cabeza.

El gobierno mexicano se la llevó leve, ellos no vinieron y trataron de hacer nada en términos de pegarnos, aunque el gobierno norteamericano quería que nos expulsaran del país. El gobierno mexicano no veía la necesidad de expulsarnos porque estábamos amparados por nuestras visas; y la visa decía que si no habíamos roto ninguna ley, podíamos quedarnos hasta la expiración del permiso, no habíamos quebrantado ninguna ley. El pueblo mexicano entendió, porque si te pones a recapitular, yo diría que el 70 por ciento en México estaba en la misma situación que estábamos lo negros en Estados Unidos; mucha gente entendía de qué se trataba nuestra protesta; era acerca de la gente de color teniendo una oportunidad, se trataba de que la gente de color tuviera una rebanada del pastel que Dios puso en la tierra.

Ya en tiempos recientes, ¿cuál es tu opinión acerca del intento chino de apagar toda protesta política durante los Juegos Olímpicos de Beijing 2008?

No creo que nada más sea China, creo que también es el Comité Olímpico de Estados Unidos y el Comité Olímpico Internacional quienes han estipulado claramente ante los países que compiten que no debe haber ninguna protesta política o religiosa; y que no se puede usar ningún tipo de parafernalia, ni una playera, ni un botón para describir tus emociones, tus preocupaciones sobre cualquier tipo de tema. A mí me parece que les quieren tapar los ojos como a los caballos, la vieja teoría de las anteojeras, para que sólo miren el riel por el que corren. Es muy difícil para mí pensar que durante un partido de béisbol alguien está pateándole la cara a alguien o golpeándolo, y que yo no voy a estar consternado por eso.

¿Cuáles son las acciones internacionales y las medidas que tomarán respecto a esto los deportistas en Estados Unidos y en otras partes del mundo, desde tu punto de vista?

Lo único que te puedo decir es que cuando llegó el tiempo de John Carlos, al abordar esa situación y concluir si yo estaba de acuerdo o en desacuerdo con lo que estaba pasando, con eso yo tomé la decisión e hice mi trabajo. Lo que yo les puedo decir a los chavos de hoy es que valoren la situación y que vean con qué están de acuerdo, que valoren sus emociones y su espíritu. Yo no les puedo decir o dirigirlos a lo que deben hacer, aquí vamos a estar para ver qué es lo que pasa.

Foto: Omar Ornelas

¿Cuál es la situación de los derechos civiles en Estados Unidos, en qué han cambiado desde esos años?

Todo lo que habíamos logrado parece que nos lo han quitado hoy en día, como la acción afirmativa y los derechos políticos electorales; y si te pones a pensar en todos los logros que obtuvimos, me parece que hemos retrocedido, esto no nada más afecta a la gente de color, afecta a todos en Estados Unidos; y cuando te das cuenta de que muchos de los derechos constitucionales han sido deteriorados con el presidente Bush, bajo la excusa del terrorismo, descubres que ellos escuchan tus llamadas telefónicas, por ejemplo, y es lo mismo que hace el Comité Olímpico Internacional al vetar cualquier manifestación de los atletas en Beijing, básicamente nos quitaron el derecho garantizado por la Primera Enmienda, el derecho a la libre expresión, todas esas cosas que ganamos en los sesenta las hemos perdido y continuaremos perdiéndolas; basados en el hecho de que no tenemos tantos activistas como teníamos entonces. Y cuando no tienes a nadie afuera gritando la verdad, para que la gente lo escuche y se diga: “Hey, déjame evaluar esto y darme cuenta de quién está en lo correcto y quién está mal, y déjame poner mi parte con los desposeídos porque pienso que lo que les están haciendo es una atrocidad”. No tenemos ese tipo de activistas ahora y el gobierno puede hacer lo que quiere para asustar a la gente.

¿Cómo es tu relación con Tommie Smith?

Nosotros estamos unidos para siempre en términos históricos. Desearía que nuestra amistad, que nuestro vínculo pudiera haber sido mucho más fuerte de lo que ha sido a lo largo de estos cuarenta años; pero la señora Smith parece pensar que él es un barco solitario bregando en el océano, completamente solo. Y yo he llegado al punto ahora en el que estoy agotado en términos de tratar de hacer que este tipo entienda que hicimos algo que no mucha gente en el planeta ha tenido la oportunidad de hacer juntos, y que estamos obligados a dar una explicación a la sociedad, como uno solo, él y yo juntos. Pero él tiene ideas distintas al respecto y no hay nada que yo pueda hacer.

Foto: Omar Ornelas

Otra persona que estaba ahí en el podio… ¿qué tienes que decir acerca de Peter Norman? ¿Cómo fue tu relación con él después de los olímpicos?

Déjame empezar diciendo que la primera vez que conocí a Peter Norman de Australia fue en 1967, lo conocí en Ciudad de México, y me olvidé de él. Después, cuando me di cuenta de que lo había conocido antes, me percaté de que era muy buen atleta, estaba seguro de su habilidad, llegó al punto de ser algo duro y fanfarrón lo mismo que los atletas negros, así que eso me impresionó, pero más que su habilidad atlética, cuando llegó el tiempo de la actividad real en el podio, le pregunté si creía en los derechos humanos, entonces se volvió y me dijo: «claro que creo en los derechos humanos». Y me contó que su papá y su mamá habían sido trabajadores del Ejército de Salvación la mayor parte de su vida, en ese preciso momento Norman se convirtió en mi amigo, pero fue más como un hermano para mí, porque él estaba comprometido a dar su vida y su sangre por las cosas correctas en la vida. Así que nos volvimos muy buenos amigos, y me dolió mucho cuando recibí la llamada para avisarme de su muerte.

¿Puedes decirnos algo acerca del final de esa carrera de los 200 metros, donde le diste a Tommie Smith la oportunidad de alcanzarte al final, y en donde perdiste la oportunidad de ser medalla de oro, puedes hablarnos de eso?

En los cuartos de final hablé con Tommie acerca de que estaba desencantado por las acciones del boicot, y sentía que todavía necesitaba hacerse algún tipo de declaración. La señora Smith estaba de acuerdo conmigo en que se tenía que hacer algo, entonces llegó la cuestión de la manifestación y luego fue una cuestión estrictamente de la carrera, de lo que ésta significaba para mí, ya que la mayor parte de las carreras no significan nada para mí, excepto por el hecho de que le di un buen show a la gente en las gradas por lo que pagaron, pero esa carrera en particular era todo para Tommie Smith, para mí en ese tiempo era simplemente otro encuentro en la pista. Cuando él dijo que quería hacer algo en términos de atraer la atención a las demandas de los negros, entonces la cuestión se volvió en que le iba a dar esa carrera a él, y fui a hablar con el entrenador Lloyd (Bud) Winter, y le comenté que tenía algunas preocupaciones, y me miró preguntándome -¿de qué estás hablando? Y yo le dije: parece que esta carrera significa todo para Tommie y no significa nada para mí, y yo quería hablar contigo para ver qué piensas al respecto. Me miró, sonrió y me dijo: Sí, John, tienes razón, la carrera no significa nada, te has visto ganar mil y sí significa mucho para Tommie. Y le dije: Bueno ya tomé mi decisión, le voy a dar la carrera, pero al mismo tiempo tengo un montón de gente por todo el país que gana dinero de las carreras que yo corro y tampoco quiero decepcionarlos. Y el entrenador me dijo: Tienes que decidir cuál es más importante ahora. Yo sentí que si hubiera ganado esa carrera, no sabía si de hecho Tommie se hubiera levantado tan galante en el podio levantando el puño como estuvo al ganar, así que tomé esa decisión y tuve que vivir con eso.

Tommie salió con un desgarre falso del cuadriceps, y si cualquiera sabe algo de atletismo, no te das un tirón de cuadriceps y corres otras diez yardas, mucho menos corres otros 200 metros, o juegas béisbol o básquetbol con un tirón de cuadriceps, no es como un tirón del sartorio o del músculo de la ingle, un cuadriceps es la lesión más significativa que puedes tener en atletismo, y cuando empezó la carrera, salí del campo para dejar a mis socios saber que de haber querido aquella carrera hubiera sido mía, yo salí como cinco metros enfrente del campo y después regresé y empecé a correr y volví hacia mi izquierda y le dije a Tommie que si quería la carrera dejara de mentir y le entrara y Tommie se acercó súper rápido, y me dije: No, este compadre ni siquiera tiene un calambre. Y seguí con la carrera. No pensé en Peter Norman hasta el llegar al final y dije: Oh, Dios mío, Peter Norman. No sé si volteé a la izquierda o la derecha pero Peter estaba ahí. Yo estaba desencantado hasta que volteé a ver el cronómetro, Norman había corrido en 20 segundos cerrados lo mismo que yo, y ¡sé lo que hice por 80 metros de esa carrera!, pero que un chico blanco corriera los 200 en 20 cerrados, nunca se había visto, y yo me sentía más contento por Peter y lo que había hecho que por John y Tommie, y pienso que esta es otra cosa que me hacía admirar a Peter, el hecho de que era un atleta tan bueno que podía fanfarronear sobre sus habilidades, pero no sólo fanfarronear sino demostrarlo. Mi actitud hacia la carrera, cuando ya había terminado, fue caminar hacia Tommie y lo abracé y le dije: En adelante lo que obtengas tendrás que ganártelo, no habrá más cosas gratuitas. Pero en relación con esa carrera, pienso que ese el modo en que yo quería que resultara y simplemente estaba feliz de haber sido parte de ella.

Foto: Omar Ornelas
200m(WR)Smith/Norman/Carlos:1968 Olympics, Mexico City, AthletixStuffChannel