Efecto Matilda

Larissa Calderón

Matilda (1988) es un cuento del escritor británico Roald Dahl, que narra la historia de una niña brillante, sensible, una pequeña superdotada intelectualmente y con poderes telequinéticos. Pero también es una niña incomprendida por su familia que se compone por el padre, un deshonesto vendedor de autos; la madre, una ama de casa desinteresada y ausente, y el hermano mayor, el favorito de sus padres. La familia de Matilda no siente aprecio por la más pequeña, en ocasiones es ignorada y en otras es obligada a compartir las actividades familiares que son básicamente ver televisión, comer chatarra y acompañar al padre a su negocio, donde la niña se da cuenta de que vende carros en mal estado.

Ana Garralón en su libro “Historia portátil de Literatura Infantil” dice que Matilda consagró a Dahl como el escritor favorito de los niños por su provocadora visión de la vida familiar, con adultos de los que hay que desprenderse cuanto antes. Y el mismo autor menciona que en Matilda intentó criticar a una mayoría de padres de su país que no tienen ni un solo libro en casa y que se pasan el día viendo la tele. Y es que Matilda aprende a leer a los 3 años y se refugia en los libros de una biblioteca cercana ante desatención absoluta en la que se encuentra.

La muy querida Matilda de Roald Dahl, ahora con las ilustraciones originales de Quentin Blake a todo color

Sin embargo, la historia va más allá de una crítica a la familia, nos presenta a una niña que sabe resolver sus dificultades con habilidad, y que incluso con travesuras castiga a su padre por su conducta tramposa. Y se burla de la falta de inteligencia de su madre. A los seis años Matilda no ha sido escolarizada y logra convencer a sus padres para que la inscriban en una escuela, pero su mayor sueño se convierte en una pesadilla.

Va a la escuela primaria Crunchem Hall, está dirigida por una mujer que detesta a los niños y niñas, la directora Tronchatoro da malos tratos a los y las menores, que van desde humillaciones, violencia física y verbal, además de crueles castigos. La película Matilda de Dany DeVito (1996) contiene una escena magistral donde la directora Tronchatoro, al más puro estilo de una acosadora consumada, obliga al alumno Bruce Bolaño a comer un pastel entero de chocolate, frente a toda la escuela, como condición de no castigarlo.

Cuando Bruce ya casi se da por vencido, Matilda y todos los compañeros lo animan coreado su nombre – ¡Bruce, Bruce!, así que Bruce termina el pastel victorioso. Sin embargo, es castigado. Matilda ante las injusticias de la directora contra sus compañeros y en especial contra la maestra Miel, una buena docente sometida desde pequeña por la malvada directora, decide darle una lección a Tronchatoro usando sus poderes de telequinesis.

El efecto que causa la venganza de Matilda nos da una sensación de justicia, de reparación al daño que infringió. Saber que ahora es la agresora quien sufre y está siendo ridiculizada, nos hace disfrutar mientras es despojada de su poder con la reprimenda, nos hace sentir mejor ver que ya no es ella quien disfruta con el miedo y el desconcierto de sus víctimas, sino que es ella la asustada y vulnerable. Nos da la impresión de que algo se restaura en el universo.

Me pregunto cómo se entendería la venganza de la niña en la vida real.

El acoso escolar también tiene una forma muy enmascarada cuando el acosador es el o la docente, porque se llega a confundir con el ejercicio de su autoridad. Muchas veces las autoridades escolares, los padres y madres de familia ignoran este tipo de acoso, ya sea porque no se los comunican, le restan importancia o lo niegan por tratarse de un maestro o maestra. Sin embargo, como en el caso del bullying entre pares, el acoso por parte del profesorado se trata de aquellas acciones violentas ejercidas por un profesor o profesora hacia el alumnado o alguien en específico, las agresiones son persistentes, sistemáticas y opresivas, causando en la víctima consecuencias negativas que perdurarán el resto de su vida. Porque este tipo de violencia puede venir cargada con connotaciones racistas, clasistas, por preferencias sexual, identidad de género o características específicas del cuerpo de las personas.

Algunos de los múltiples efectos negativos del acoso escolar son los bajos niveles de autoestima, la depresión, la inseguridad, la ansiedad, la hipersensibilidad o comportamientos reservados y cautelosos de las víctimas (Olweus, 1995; Slee y Rigby, 1993). Pero hay que tener en cuenta que el maltrato también incrementa la probabilidad de que las propias víctimas se hagan más violentas, ya que a veces las víctimas optan por una conducta vengativa, lo que hace que la violencia se multiplique aún más.

Ramos Arizpe, Coahuila, el 4 de octubre se difunde un video de 18 segundos en un salón de clases donde un estudiante de la secundaria apuñala, golpea y deja en el suelo a su maestra, frente a todo el grupo que reacciona incrédulo, y el adolescente sale corriendo. Al siguiente día el contexto de la agresión toma otra dimensión, los compañeros y compañeras declararon ante medios de comunicación que el menor de 14 años era constantemente agredido y discriminado por la víctima, mencionaron que desde el mes pasado habían denunciado a la dirección los malos tratos y bullying que ejercía la maestra. Madres de familia también comentaron las ofensas de la profesora sobre la condición económica, el aspecto físico y el origen del agresor. La docente se encuentra dada de alta y con lesiones superficiales, mientras que el menor se encuentra detenido. Medios de comunicación como MVS Noticias e Imagen hablan de tentativa de homicidio y tentativa de feminicidio. Hasta el momento la fiscalía de Coahuila menciona cargos por lesiones.

Larissa Calderón

De la autora lee también Los hijos de Víctor