Presencia
Rasgaba y lamía mi piel bajo las sábanas. Al destaparme seguía estando sola.
Escritor
Se encontró frente ella, permisiva y a su disposición. No supo qué hacer; la arrancó para que fuera una más escondida en el cajón.
Encuentro
Ven, pequeña, siéntate junto a mí; y platícame todo aquello que soñaste en tu infancia; porque con el paso de los años lo olvidé.
Como Verne
Se mece frente a la ventana con un viejo libro entre sus manos; un libro que desde la infancia acompañó su vida llenándola de aventura, ficción y fantasía. Hoy brotan lágrimas sobre la surcada piel. Su libro en la mano, los últimos rayos de sol. Pronto dará comienzo el verdadero viaje al centro de la tierra.
Muebles
Por lo regular los objetos se movían a medianoche; nadie más habitaba mi casa. Temprano debía levantarme para ir a trabajar, una agobiante jornada de más de 10 horas, que por más de 25 años me tenían molida. Y esos objetos a medianoche interrumpiendo mi sueño.
Una capsula no me ayudaba a conciliar el sueño… tal vez dos… quizás tres… ¿por qué no todo el frasco?
Pedí ser la mecedora, cada uno goza ser lo que ha deseado.
Reflejo
A través del espejo veía la espalda del hombre que deseoso la poseía. Miraba su reflejo lo besaba sin dejar de pronunciar cuanto lo amaba. Él, sin respuesta, se limitaba a gozar el momento. Siempre de espaldas, frío como el espejo.
Otra Alicia
A pesar de la orden no dejó de comer ni de beber, ni de crecer o encogerse; vivió a placer.
La decisión
Giré las manecillas del reloj y mi piel comenzó a cambiar; en cada vuelta un retroceso. Volver el tiempo era así de simple. ¿Por qué no se me ocurrió hacerlo antes?
Me vi más joven y en la compañía de mi familia y de mis amadas mascotas.
Continué girando las manecillas para cambiar aquellos errores que cometí en la juventud y después durante la infancia; pero me detuve, si seguía girando las manecillas dejaría de existir, olvidaría todo y yo quiero morir consciente de cada momento que he vivido.
Sazón
Siempre galán y adulador con las palabras, a más de una nos hizo el amor. Con un poco de orégano, sal, laurel, ajo y cebolla preparé su lengua. Quedó deliciosa.
Pureza
Lo abracé a mi pecho como se abraza a un recién nacido. Su corazón ahora palpitaba solo para mí.