Llueve toda la noche, llueve el día.
Todo nos llueve
se humedecen las escaleras, el baño,
pronto también el lecho para el descanso.
Llueve sobre la pintura del paisaje
de un lejano oriente.
Dormimos y la lluvia sigue cerca, inalterable
instalada en los besos de café y de chocolate.
Ahí está en la coordinación del espacio
sin techo, sin muros, sin puertas.
Una fragilidad sigue inundando el sitio.
El paisaje de la montaña misteriosa, mística,
escucha la lluvia y en sus notas
el piano de la sala con su escultura,
la de Buda serena, como la de los leones,
o la de Durga.
Todo nos llueve y somos niños y risa y agua
abiertos para seguir lloviéndonos toda la noche
todo el día.
Montarnos en el caballo que relincha
y sumergirnos en la piscina con los delfines,
con la sirena que abraza.
El barco, las ranas, el amor y la bonanza.
No salir ya nunca del paisaje húmedo
de las montañas.
Tomamos nuestras bicicletas
seguimos la ruta ya marcada
la de la noche que llueve todo el día.
Llueve la lluvia, llueve el viento;
Lluevo contigo, nos llovemos.
Paseos
Necesito envolverme entre tus brazos
de puentes bulliciosos.
Recorro largas avenidas
juguetones movimientos me acercan
miro con calma y desde arriba
la tarde o la mañana
deseo perderme unos segundos
en el tiempo insólito
sumergida en milenarios romances.
Las puertas de las oscuras salas se abren
mis ojos se iluminan desbordados.
Avanzo
encuentro la lectura en una banca,
la media noche transcurre iridiscente.
El alba anuncia mi devaneo por el metro.
Cruzo largas avenidas
para tomar café en los rincones nuestros.
Plenilunio
Inusitado reapareces como vaho lucífero.
El aroma de noche refresca
y de las sábanas tus pies asoman
cubiertos de vagancia bebida hasta el último sorbo.
Plumaje jubiloso
deslizas el frágil movimiento que llevas en tu blanca sangre.
Nítido es el paso de vestigios
que por caminos de algas
mansamente nos convierte en hallazgos marítimos.
Melodiosa cadencia nos arrastra
a tu nombre avanzo plenilunio
para inventar una semilla etérea.
Emerge tu rostro de agua
vaporosa reliquia
aislada en el amor
cuando el viento murmura sus hechizos.
Eróticos
I
Porque de tus costillas vengo
porque de mi costilla vienes
te haces río ardiente
del pecho hasta la ingle
sitio donde tus aguas con las mías
se hacen una con el universo.
II
Me digo: Yo también deseo ser
una de las vírgenes del mundo
pero me ganan las ganas
de apretar los muslos,
de saciar los apetitos terrestres
que de sur a norte
de oriente a occidente
se deslizan sin piedad
por todo el cuerpo.
III
En la parte inconclusa
de tu cuerpo
me detengo siempre
porque es el punto de expansión
que me dice, lentamente
cuánto aún nos queda por recorrer-nos.
IV
En los brazos de tu casa
la ceremonia continúa
la melodía de tu canto
hace el ruido necesario.
Es el escándalo perfecto
el punto final de dos voces.
Fluimos como agua serena
tus besos son
huella de la tinta
que se recrea
sobre la hoja de papel humedecida.
V
Voy hacia tu ventanal
ábreme tu cuerpo.
VI
Une tu rosa
con mi rosa.
VII
Sola con mis pensamientos
busco la ostia perfecta
para comulgar
con todas las palabras
de tu cuerpo.
VIII
El árbol de pájaros
llena de plumaje
mis adentros
me torna
mariposa sobre tu piel océano
lugar donde la lengua se confunde
con tu silueta…
IX
En tu ombligo
conecto el cordón de los placeres
para que nazca
el abrevadero
que me regrese a tu boca
una y otra vez…
X
Camino la mirada
por la calle infinita
de tu piel.
XI
Sobre tu contrabajo
extiendo mi piel
el agua de tu música
me toca
y los ojos de agua de mi cuerpo
combinan sus profundidades
con las tuyas.