Audio: El poeta en su propia voz
1
Tus ojos en blanco
veo y escucho la música de tus esferas
las corrientes de tus labios
el pulso de tu lengua
no hay caminos para llegar a ti
solo tu boca, estallido
granada de salivación mortal
honda que vuela y cae
que lanza la lengua y se desmaya
de sed coral y táctil,
besa y lame, chupa y repta
no hay salvación frugal
todo es puerta, puente: beso.
2
Tendidos y exhaustos
que palabra más inverosímil
para nombrar tus besos
y los míos en un caudal de labios
valvas, sueños de mar
y hortalizas marinas
que producen ostras,
conchas de terciopelo cálido
y esa frugal desesperanza por el origen
que nos invita a morder,
husmear los centros
donde la tierra se expande
y tu cuerpo y el mío
son el puente, la levadura
del sol que no nace.
3
No está de más
acariciarte antes
de cruzar el navío
de tus muslos en flor
dejarme llevar por sus afluentes
perder peso y soledad
ganar en tiempo y espacio
antes de naufragar y volver
a regresar al punto inicial
y reventar en llamas tu deseo
y entrar y salir de ti y de mi
como dos sentenciados gemelos
ilesos y gozosos con la rosa de fuego
en nuestros labios.
4
Cifrado con leches está tu nombre
en el centro de mi cuerpo.
Tasca, pule, succiona, sana
esta soledad de ser inútil
larva amaestrada y lenta,
erguida serpiente sin aliento
que declara la guerra al placer
y la vida a su silencio.
No pares, fiera vestal y acompañada
dedícate a lo tuyo que lamer
es tu ejercicio y deleite
tierna donadora de leche
viértete en mí y canta sin aliento.
5
Me arrodillo ante tu huerto
qué delicia de clima y universos
encuentro cuando te penetro
que datilado sabor a sal revuelta con miel
a vainilla y canela remolida
golpea mi lengua y la entumece.
No hay centro donde la gravedad se rompe
solo el callado sabor de tus labios
y el sonido perplejo de tus aguas
me circundan y aletean
como un pájaro herido
en busca de su flama.
6
Arrodillado en ti reposo,
eres el campo donde mora el otoño
abierto a mis labios desnudos,
bebo en sus aguas, me colmo en su vacío
nado en sus caracolas olorosas a miel virgen
a leche de rosas en los labios del Nilo.
Te recorro y no te alcanzo
te cubro y desapareces
te descubro y avanzo hacia tu centro
esbelto, dominado sin saber
que tus labios son el huerto.
7
En verdad os digo
que tus labios inferiores
son en verdad divinos
como los labios con que escribo tu nombre
verbo que encalla sonriente
en tu garganta y resucita en la mía
doble misterio de luces
en que la rosa no es rosa
y en el nombre de tus labios
la verdad sin voz
resucita en un beso
detenido en tu abismo
ni tuyo ni mío: menos de dios.
8
Besa, lame, es tuyo
de nadie más
hunde tu lengua
te pertenece
aunque tampoco sea mío
Y de nadie más
Trinca, duérmete
cierra los ojos
hasta ponerlos en blanco
Y sorbe y búscale
la cuadratura al circulo
Rodéalo, enséñale el camino
abre sus venas
hincha sus climas
Dale ternura, pan, saliva
y mátalo
Te pertenece
es tuyo aunque no sea mío
no te preocupes, amada
Y de nadie más.
9
No hay caminos para llegar a ti
solo el silencio, ausencia de sonido
me conduce a su rivera.
Te veo en la negrura intacta,
dormida en su lecho de párpados
reposa su centro sin senderos
su gruta sin veredas.
Un camino que serpea y no existe
una gruta sin fondo que me atrae
cierra y abre sus corolas
de flor carnívora
que me deglute gozosa
en silencio, sin hablar.
10
Resucitas si bebes
me muero si te absorbo
esa pequeña muerte
que te roba y aclama
que te quita las ansias
y de tuerce el sentido.
Te complica las ganas
y se gana con ritmo,
el que nace del tuyo
y el que muere en el mío.
Somos dos corazones
en la lengua reunidos,
me das y te doy
en dos labios reunidos:
Si me bebes te bebo.